(…) ofrecerse el permiso de escribir nuestra propia palabra, puede que no forme parte de la decisión de toda persona, habrá quienes no sientan este impulso desbordante, pero si en tu caso, sientes que es importante escribirla, te animo encarecidamente a que lo hagas, por tu bien y por el del resto.
Es importante tu palabra, claro que si, como la de cualquiera, es importante conocer tus sueños, tus anhelos, porque tal vez descubramos, que no son muy distintos los unos de los otros.
Quizás nos reconozcamos en esos vuelos, o quizás no, es bonito respetar el gesto de cada cual, honrar la valentía de tal decisión y entrar en la sala de la voluntad para instalarse cómodamente en ella. (…)